lunes, 27 de abril de 2009

Mi amor


Eres magia
mi vida eres magia
eres la infartante razón de mi letargo
de mi sueño bordado en la cuenca de tus ojos
del refresco desnudo que regala la humedad de tus besos
del cielo perpetuo que me otorgas
cuando me tumbo en tu ternura
a saborear tu reino.

Vuelas
infinita vuelas y diáfana me miras
refugiado en tus praderas de oro
juegas con mi cabello frágil que se enreda con tus dedos
y me cuelgo a tus palabras
a tu aliento
contigo avanzo a tus fonemas
y muero encantado en tu fragancia;
no hay fronteras
mi amor eres un ángel
y caí en tu paraíso,
mas no busco una salida,
sino la eternidad.

Mi amor...
amor no dejes de girar
porque se apaga la luz de las sirenas
y se olvidan de cantar
no me dejes nunca
jamás
te lo pido: ¡Jamás!
que me puedo marchitar
sin ti
mi amor sin ti no quiero...
sin ti no vuelvo a amar.

sábado, 25 de abril de 2009

Sedientos


Hoy dejaré que el tiempo corra a su destino
no me interesa detener los suspiros de mi alma
tampoco rezaré más por mi suerte
son cosas que pasan
son estados prolongados que derriten mi autoestima:
contigo no creció mi pelo,
contigo el tiempo se va por el baño
como mi saliva cayó por tu lengua
a tu garganta
-a la mierda-
somos grandes
todos dicen: “somos grandes”
porque el ocio nos vuelve grandes
y las corrientes marionetas.
Ahora pienso estupefacto:
en el sabor recurrente de los zares que agonizan,
en el filo de tu lengua,
en el filo de mi lengua –cuando hería tu demencia-
Tus pechos me abrazan, entre lágrimas
y pienso ensimismado, que no te volveré a ver
tal vez por deseos, por el asco
tal vez por miedo, tuyo, o mío
saber que no temo me deprime
que vivo y soy, grande; feliz, después.
Eternamente caigo en manos pálidas
expreso mi hambre con besos
sobre pieles somnolientas, tu carne
que cubre mis espasmos
tus uñas oblongas te sostienen a mi espalda
somos sangre
y ya no hay forma de amarte
somos sangre
y tú y yo, sedientos
de las noches juntos en penumbras
¿hay rencores?
¿hay palabras?
estamos solos
y no estamos más allá del amanecer
de la sal que suda por tus piernas
porque ya acabó la noche
y yo también acabé contigo.