martes, 22 de enero de 2013

Despojo

 
Quizá el problema fue creer demasiado en ella y dejar de creer en mí...

Te convertiste en análogo reloj contemporáneo;
perdí la fuerza y te dejé caer al agua...
y aunque brote óxido, de tus ojos
de mis ojos
sólo tendrás reminiscencias.

domingo, 6 de enero de 2013

Lápida






¿Y volviendo risueña serás capaz?
Acariciada por la difuminada brisa que dejó mi llanto
aún le huelo pena y ruido a esta ruina
¿Buscas un vestigio secundario?
un implante no podrá suplir la vida que ha caído…
… ¿Volviendo risueña serás capaz?

Te enfrentas a mí con tu rostro hermoso
te transfieres con tu voz hasta mi fraude
ya no intento nada
ya no queda molde donde ingrese el aire
donde quepa alguna hoja de tus flores hábiles…

Mujer de mis sueños no serás capaz
… esta vez no es posible
porque no soy quien te amo ni quien amaste
morí con tu boca soberbia
fallecí con tu asesinato crudo
y no atravieso mis días como naciente divino ángel.

Estoy llorando…
estoy perdido entre la sal que bebo y el hambre que siento
subiría a los cielos para buscar mis recuerdos
descendería al infierno para hallar mi alma incinerada
Estuve gritando con la saliva derramada hasta mi barba por piedad
te estuve rasguñando la carne para no perderte
estuve sin mi piel expuesto al sol desértico de tu certeza.

Tal vez y debas buscarme en otro lado
donde existan los profetas de báculo
y donde la torrentosa lluvia es capaz de volverle vida a los muertos…
yo te abrazo pálido y frío
mortuorio y seco
sonámbulo y sin alma
porque perdí la sangre
esperándote tendido y sin piel
detrás de mi puerta.



Jorge Galaz Acevedo

Quebranto




Tengo una pena hiriente que me invade el alma
me rasguña la garganta, me quema el aire
respiro cortito porque no soy capaz de hinchar mi pecho
estoy al borde del llanto
me duele tragar saliva
me duele, me duele…

Comienzo a tiritar
mi vientre se recoge
estoy muriendo de pena
estoy muriendo en quebranto.

Herí a la mujer de mi vida
herí el corazón del amor de mis sueños
la maté con la verdad
la maté diciendo que se ha muerto
todo el amor sincero que le tuve
todo el amor eterno que le di
herí con mi voz el alma dulce de ti mujer
y estoy sufriendo por haberte destruido.

Amor perdona lo que siento
vida mía perdona mi verdad
te amé como jamás amé en la vida
te amé como quizá nunca vuelva a amar,
y he llorado cada día ir perdiéndote así de lento
ir dejándote ir… tras tú haberme dejado…

Hoy, destruido y enrollado sobre mí cuerpo
en el frío y duro mármol
estoy suplicando paz en mi alma
paz en tu alma
mi pelirroja que morí por ti
mi muchacha que viví por ti
mi compañera que soñé contigo morir de anciano
esta noche de llanto profundo me despido
estoy muriendo
muriendo…

Nunca sabrás cuanto amor te he tenido, cuanta vida te he dado
Vuela…
y que un viviente te haga vida
porque esta es la última vez que te digo
con la piel en las manos
que te amo
y te amo, como siempre te he amado.


Jorge Galaz Acevedo

sábado, 5 de enero de 2013

Versos sin prosa




Tanta prosa es glamorosa
a tanta Diosa pudorosa
y tanta cosa
muñequita de loza…
¡Ja!
son tantas cosas.

Rima y versos
y ellas, pienso
son la idílica razón del hombre
y el derroche de su tiempo.

¡Bellas!
¡Ricas!
¡Deliciosas!
Si no hiciera versos tan mortuorios
pues haría prosas.

Y hablaré de rosas, infaltables rosas
Y hablaré de estrellas, de azulados cielos
de parajes blancos
de paisajes lino
hablaré de corazón, de besos y de sangre
y las combinaciones cursis del poeta…

¡Prosas!
¡Focas!
¿Me enamoré de alguna cosa?
Yo la tuve a solas
y me arrimé a sus fosas
le agarré las nalgas y tragué sus blondas.

¿Soy romance?
No soy prosa
poesía linda
de la habladuría hermosa
¿Quieres prosas?
Te regalo una rosa
¡Ahora lárgate!
¡Mujer!
¡Y ve a lavar la loza!
… mientras canto un verso y no una prosa.



Jorge Galaz Acevedo

Océano




Guarda tu recato en un filoso anciano vientre
oculta tu horizonte tendido y esbelto
que parece recostarse pacífico y atlántico sin pensar
dale prisa al viento y salta
forja y sin bozal mastica, ladra y muerde.

Vuelve del salino mar para secarte
así abrazada en lenguas y abrigarte
¡Quema sus ojos!
¡Arde la piel!

Extiende tu brazo cristalino y quiébrate
grita pavor y fuerza
vuela y vomita el odio de la tierra
tapa nuestros ojos, cubre el sol
y azota la impasible línea sin curvas al final de tu cuerpo.

Mar espiado
Mar que vas manoseado y vivo
tanto que guardas en tu vícera
tanto que mueves tus sienes
salta hacia el cielo
y cántame tu oleaje…


Jorge Galaz Acevedo