y tu boca dice amor.
Si la vida se detiene,
se transforma el universo.
Los destellos, se hacen luz, se hacen noche.
Mi princesa no eres cielo, ni eres ángel
mi vestigio no eres sangre,
eres vicio de mi voz.
Tibio el sol no ha sido sol
¿Saltaré otra vez? ¿Desnudo, al paraíso?
Morderé tu fruto
ya lo sé, ya lo sabes:
beberás mi boca y sangre, soñarás dormida,
clamarás residuos de mi noche,
vivirás mi reseción,
mi carne,
soledad partícipe del cielo,
de la luna;
romperás mi dicha, con tu hedor.
Fuego...
lloverán los miedos por tu piel.
Rezaré en tu pecho:
beso a beso
lameré tu pelo,
cuerpo a cuerpo
beberás mi miel.
¡Bestia!
sorberé tu llanto, con mis manos
regirás los sacrificios
en mi pecho, en mi piel.
Para qué retornas
a mis pies
y vuelves...
ya olvidé tu nombre
ya no morderé.
Tu presa:
soy tu llanto, tu demencia.
Estos días vuelo, con tu fuego
y sobre ti, mas no me tientas... esta vez.