martes, 24 de diciembre de 2013

L.C.D.






¡Lucía!, llamé gritando, ¡Lucía!
Como y de donde has llegado, a mi casa
De pronto, enlazada de vapores nebulosos, somnolientes.

Liturgias completas aposté en tu nombre
Cavernas eternas dibujé abismado
Digamos que intuí tu regreso… digamos que si.

¡Luces! y porqué es que veo luces, ¡ustedes!
Chamanes luminiscentes de la tierra, ¿por qué?
De donde apareció su rostro, ¿por qué?

Letras ubicaré en la manzana, ¡protección!
Ciudades enteras, necesito protección
Dios ayuda, a ubicar las letras, en la manzana.

¡¡¡Lucía!!! Se me acabó el aire, ¡¡Lucía!!
Caballos, ¿los ves?, los hice para ti, caballos fuertes
Dentro de los mares, hice otros para ti.

Letargos, ¿para que llegan?, si así estaba bien
Cuando entenderán su misión malditas mierdas
¡¡¡Dolor!!! Y ya se me rompió el alma.

¡Lucía! Donde te quedaste, por favor
Como me desgarra no tenerte, a veces te amo
Dogmas, como tu ropa negra, y me enteré de tu muerte.

Los cristales, ¿ves esos cristales en el aire?
Cabezas de cristales, no se a donde, se me arrancan
¿Darías algo? Tengo que recuperar algunas, o sólo una.

Lejos, me he quedado lejos, de lo que era
Celestes, ¡Sí! eran celestes, eso decía mi madre, celestes
Dos universos celestes, dos galaxias y tu voz.

Lucia, como si el aire se perdiera por las ventanas
Como si se me fueran los dedos a mis ojos yermos
Desde el techo caían nubes, a mi rostro y yo reía.

Lucia como si dos galaxias me comieran
Como si yo me las comiera a ellas
Dos galaxias, dos… galaxias.



Jorge Galaz Acevedo.