miércoles, 31 de marzo de 2010

Miradas


Se unen cielo y el mar cuando universo son tus ojos
y cabe en mi retina tu placer de hada.

Eres ángel que hace luz mi huella
que acaricia suave con tu ojos bellos,
con tu dulce aura..

Cuando vos me tocas se hace mar mi costa
se abre el mundo entero y goza
así, indolente, vibrante.

Dulce tu mirada traza el cielo con sus pasos
y me cubres de inocencia, de caricia, de ternura.

Yo me callo
si tus ojos me hablan con su piel
yo me callo, me sumerjo a luz intensa
en tus pupilas
cuando ingreso a tu alma, a tu mirada
a saber quien eres, conocerte el alma
cobijar tu aliento y abrazarte
sin tocarte, con mirarte.

Soy esclavo de tus ojos
soy adicto a estas miradas.

martes, 30 de marzo de 2010

Mi querida Claudia

Siempre la encontré distinta, simple, pero extraña, diferente. La Claudia se paseaba con vestido cuando era otoño y le gustaba ir pisando hojas secas. Decía que le gustaba la sensación y el sonido. Era un placer que sólo se podía dar una vez al año y lo disfrutaba así, de esa forma, tomando en cuenta que sería sólo en ese instante que podía hacerlo, porque no habría otro otoño para ella tal vez, o porque simplemente esperar el siguiente era demasiado tiempo. Ella siempre me decía que las cosas hay que disfrutarlas cuando están, porque después se pueden ir o cambiar de forma: “Una hoja es siempre una hoja, pero sólo en otoño crujen y se rompen cuando las aplasto” Desde niño estuve enamorado de ella, y creo que si ella no hubiese sabido que moriría joven, yo jamás la hubiese visto ¿Qué gracia habría tenido siendo igual que todas? Nunca olvidaré la sonrisa tan dulce que tenía el día que me lo confesó. Dijo que moriría, pero que lo haría muy feliz, muy feliz de conocerme, de compartir conmigo su vida, por corta que fuera… su intensa y dulce vida. Dijo también que había esperado mi declaración de amor para ponerme al tanto de su situación de salud. A ella no le interesaba que le tuvieran lástima, que la “quisieran” por pena, por el contrario, amó de mí que yo la amara por como era, sin saber que moriría o viviría tanto o menos años. Ella es la primera y única persona que he conocido dispuesta a vivir, a disfrutar, a sonreír, a llorar, a gritar y sin dudar de nada. Tenía esa valentía a flor de piel, de no importarle cuanto tiempo ocupaba en llanto, cuanto en risa o cuanto en amor, cuanto en diversión o cuanto en estudio. Ella simplemente gozaba lo que la vida le entregaba a diario. Sabía querer porque quería y sabía amar porque se amaba. Una vez le pregunté:

–¿Nunca te has preguntado por qué te pasa esto a ti? ¿Nunca te has preguntado por qué si no le has hecho daño a nadie?

Ella se tomó un segundo y sonrió, luego contestó:

–Las cosas no ocurren porque yo exista o deje de existir, las cosas pasan porque así son y ya. La gente quiere adaptar los hechos a sus vidas, pero no sus vidas a los hechos. Yo te entiendo la pregunta, pero ¿Sabes? Si me preguntara ¿Por qué me pasa esto? También tendría que preguntarme porque te tengo a ti. Vivir un sólo día es un regalo. La vida está llena de oportunidades, y los hechos son sólo eso, no condicionantes.

jueves, 18 de marzo de 2010

Duelo


Se anuncia impacto a tu merced
celibato o sexo
paso muerto o travesía inmensa.
Se anuncia reino de tu boca
juego de niña herida
danza o pausa de los tiempos.

Tú que añoras reinos reinas
por tu medio siglo.

Tú, que huyes de la anciana lágrima
y que temes al futuro incierto.

Tú, que bien vestida ordenas
tú, que vas desnuda y lloras.

Mujer de armas largas
de brazo blanco y agua dulce
te hablo a ti, desnudo
te hablo a brío de soltura
a rima de felino ardiente.

Díscolo, te reto a besos:
a tu reino temeroso,
a tu imperio de pereza.

Reto a duelo el simulacro a reino que levantas
reto a versos tu cintura
y reto besos tu aplacada redención.



martes, 16 de marzo de 2010

Proposición de infierno



Quedaré a tu piel dispuesto
ciego
entre aroma y tacto buscaré
entre sequía y agua
entre humedad y besos.

Cauto, silencioso y raudo
tragaré tu aliento
rizaré el gemido frágil
comeré el gemido eterno
y amaré por ti, tu cuerpo.

Hoy, y cuando quieras
tomaré de ti a mi gana
dejaré cercar mi piel por tuya
y abriré tu carne suave
entre sombra tierna
y penumbra bruta.

Hoy, y cuando quieras
quedaré a tu piel dispuesto
silencioso y raudo;
tú al gemido eterno
y a mi fuego amargo.

Tienta, a lo que quieras más
tendrás mi lucha. Entre tus manos:
sudada luz,
entre tus piernas:
mi calor sencillo
y mi ferviente voz en tus oídos.

Si quieres huye
yo propongo infiernos
calor eterno y llantos
gemidos sordos
y el filo eterno de este amor.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Sátira


Como embestir mi boca de tu boca es sátira

es mi sátira quererte y no quererte

es locura pérfida, romántica

conjetura absurda, ruin como la droga

es leva y sangre de otro ser

angioma, lastre

como error sobreestimado, es pésame deseado

es cruel y mío, así tan mío

así tan dulce, así tan agrio

como nerviosa risa

y como sátira es.