martes, 6 de agosto de 2019

Detenido, desaparecido

Hace tanto no le veo
He oído que está bien, he sabido, que la vida le sonríe y,
Lamento tanto no oírlo de su voz, o descifrarlo de sus ojos
Sobre todo cuando pienso: era uno.

Ha sucedido tan veloz la vida que de vista le he perdido
Y extraño esos momentos que antes evadían el paso de mi tiempo:
La risa absurda, el trasnoche trivial, el incombustible sueño.

Y a ratos he sentido que le veo de reojos
Que aparece por entre la multitud, pero no le calzo en la mirada y le pierdo
Como si por ahí anduviera vagando expectante a una palabra
En la utopía de hallarme.

A ratos, y como si se apareciera, huelo su perfume
Siento su carcajada ridícula y la poca vergüenza en su presencia.

Por estos días ya le recuerdo a diario, y quizá porque está más lejos
A distancias que tal vez ni la soga más elástica permita traerlo a sí
Y me azota esta nostalgia de niño que perdió su amor
Sostenido en la oscura pena de perder el alma,
Pero esta vez adulto
Sintiendo que el alma que de lejos huelo ya no volverá.

Ha sucedido tan veloz la vida que de vista me he perdido
Y espero liberar mi detención
Y volver a aparecer.


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Jorge Galaz Acevedo

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